¿Crear riqueza o repartir miseria?

 

Es un gigantesco error pensar que las personas más desfavorecidas de la sociedad solo pueden prosperar a costa de arrebatar la riqueza a aquellos que sí han conseguido abandonar la trampa de la pobreza por la vía de generar valor económico para el resto de los ciudadanos.

Si desde un comienzo nos hubiéramos empeñado en redistribuir las migajas de la miseria en lugar de sentar las bases para la acumulación patrimonial, hoy seguiríamos atascados en la pobreza. Irónicamente, la riqueza solo se convierte en un juego de suma cero cuando el socialismo aplica sus políticas asistencialistas: es ahí cuando cada cual, por necesidad, gana a costa del otro y, por tanto, cuando todo el mundo trata de saquear a los demás.

La filosofía socialista, favorable a repartir coactivamente la renta, no solo depaupera económicamente a las sociedades sino que las empobrece moralmente. La redistribución coercitiva de los ingresos convierte a nuestras comunidades no en entornos de cooperación donde todas las partes salen beneficiadas, sino en campos de batalla en los que cada cual se organiza para parasitar a los demás. Los valores que se promueven no son el esfuerzo, el ahorro, la libre empresa, la creatividad o la productividad: en definitiva, los valores consustanciales al capitalismo. No, los valores que encumbra el socialismo del reparto son los de la rapiña, el despilfarro, los privilegios y la parálisis empresarial.

ACTUALIDAD ECONÓMICA, Agosto 2016

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Author: maite